Zona protegida La Isleta.
Parajes naturales y yacimientos arqueológicos de Gran Canaria.

Cantera indígena de muelas de molino en lo alto de Montaña Bermeja.
 -Zona Militar protegida de La Isleta- Gran Canaria.
Uno de los parajes más populares y emblemáticos, pero a la vez más desconocidos de la isla de Gran Canaria, es sin duda la Península de La Isleta al noreste de la isla de Gran Canaria.
(28º09'49.0"N 15º25'10.9"W) 
De la mano de Inicitiva Bilenio y de su promotor y guía: Juan Carlos Saavedra, seremos partícipes de los muchos secretos que guarda este rincón natural protegido.


Un poco de Geología.

Unida al resto de la isla por el istmo de Guanarteme -antaño una lengua de dunas y arenas-, la península de La Isleta constituye una de las señas geográficas más peculiares de Gran Canaria. En ella se dan cita elementos naturales de notoria singularidad, como la alineación de conos volcánicos (hasta 16 de ellos) fruto de los distintos episodios eruptivos que conformaron la península y la popularmente conocida como Barra de Las Canteras. Además de los procesos eruptivos -en los cuales pueden apreciarse a simple vista los distintas edades geológicas de la Isleta-, se aprecian también distintos niveles marinos, escarpados acantilados producto de la erosión, yacimientos arqueológicos y paleontológicos, como así, notorias muestras que nos hablan de actividad económica antigua que se desarrolló en esta zona de la isla.

Ejemplo visible de las distintas edades geológicas de La Isleta. En primer plano: malpaís de lava fruto de un proceso eruptivo reciente, mientras que al fondo se diferencia a simple vista la mayor antigüedad  geológica de la Montaña Bermeja. 
La Isleta era originariamente un islote aislado que se encontraba separado del resto de la isla por un estrecho brazo de mar de algo más de un kilómetro de ancho.
Con el paso del tiempo, en el fondo del canal se fueron acumulando restos inertes de fauna marina y otros sedimentos que llevaron a la acumulación de arenas arrastradas por las corrientes marinas.
De este modo surgió al sureste de La Isleta el istmo de Guanarteme, una lengua de tierra que permitía convertir a La Isleta en península  uniéndola con la isla de Gran Canaria. 
Sobre este istmo fue surgiendo un campo de dunas que se formaba con las arenas que la corriente marina depositaba en la playa que se había ido formando (hoy playa de Las Canteras, antiguamente: playa del Arrecife)  y que luego los vientos alisios arrastraban a tierra firme. Hasta mediados del siglo XIX el campo de dunas se conservaba prácticamente intacto, tal y como se reflejaba en planos de la época, abarcando desde la base de la Isleta hasta la zona del Caletón, aunque la expansión de la ciudad fue provocando su deterioro progresivo hasta desaparecer en su práctica totalidad a día de hoy.

Vista actual del Itsmo y la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria desde La Atalaya.

La Zona Militar.

Gran parte de la superficie de la península de La Isleta es zona militar de acuartelamiento, campos de tiro y de maniobras, fortificaciones y baterías de artillería, aunque debido a la reestructuración de las Fuerzas Armadas españolas, buena parte de las instalaciones están abandonadas e incluso en estado ruinoso.
De igual forma se intentan ignorar los derechos de los legítimos propietarios de La Isleta (Herederos de D. Pedro Bravo de Laguna y Joven) quienes durante años han ido recuperando parte de su propiedad mediante diversas acciones judiciales. (BOC Nº 038. Viernes 27 de Marzo de 1998 - 773)
Sin embargo el uso restringido de los parajes ocupados por los militares desde hace más de cien años ha permitido conservarlos practicamente en su estado natural, sin apenas intervenciones, y a salvo de la expansión urbanística de la ciudad.
Carro blindado de Caballería M 41.

Un poco de Historia.

La Isleta fue históricamente tierra de realengo desde los tiempos de la Conquista.
A finales del siglo XVIII, Dámaso Hermosilla Manrique (Descripción topográfica y militar de la isla de Gran Canaria) solicitó una data para establecer una población en la Isleta de entre doscientos y quinientos vecinos, señalando a cada uno el correspondiente número de fanegas que le correspondería para su cultivo.
Hermosilla expuso su proyecto a Pedro Rodríguez de Campomanes, Ministro de Hacienda, en el cual incluyó el cultivo de cereales, hortalizas, árboles frutales y la construcción de estanques para recoger el agua de invierno. También se reflejaron zonas de viñedos y la construcción de salinas para producción de sal a gran escala.
Tras salvar varios contratiempos, el proyecto de Hermosilla se puso en marcha en 1786 mediante la concesión por cinco años de cien fanegas  de tierra (con el gravamen de 2 reales por fanega) en la Isleta para experimentar con cereales, viña, y arboleda.
Sin embargo, frente a los reiterados intentos de Hermosilla por llevar a buen término su plan (logrando construir hasta entonces uno de los estanques, cuatro casas de campo y hecho algunos sembrados de trigo y cebada) en 1790 los elevados gastos realizados le obligaron a solicitar la propiedad de las tierras que cultivaba y que se le eximiera del pago del canon impuesto en 1786.
La petición fue denegada y la Audiencia acordó el 10 de diciembre de 1801 que, puesto que el plazo otorgado de cinco años había sido finalmente de quince, sus herederos debían abandonar las tierras y retirar de ellas todo y cuanto les perteneciese.
Posteriormente, en 1859 la Isleta fue dividida en dos trozos (naciente y poniente) y puesta en subasta por el precio de 52.016 reales de vellón, adjudicándose la venta el 2 de agosto del mismo año el doctor Domingo J. Navarro, por cesión de Julián Bolges, a quien ya se la había cedido Miguel Martín Fernández, por la mejor oferta de 107.000 reales de vellón.
Tras más de un decenio en el que la propiedad de la Isleta fue cambiando de dueño mediante sucesivos negocios de compraventa, en 1871 Pedro Bravo de Laguna y Joven se convertiría en propietario de La Isleta con una cabida de mil cuatrocientas ochenta y seis fanegas.

Vista de la zona de El Rincón desde La Isleta.

La ocupación militar.

A finales del siglo XIX, tras el histórico desastre del año 1898 con la enigmática explosión del buque acorazado norteamericano "Maine" en el puerto de La Habana, la declaración de guerra hecha por los Estados Unidos a España y la subsiguiente salida de los españoles de Cuba y Filipinas, se multiplicó la importancia geoestratégica de las islas Canarias en el contexto mundial, lo cual, por intereses defensivos, motivó la ocupación militar de la zona de la Isleta, expropiándosele de manera fulminante a sus legítimos propietarios.
Más tarde, durante la segunda guerra mundial (1939 - 1945) el creciente interés de alemanes e ingleses por Canarias dio pie a que en 1940 Hitler se entrevistara con Franco en la célebre cumbre del vagón del Erika, el tren del führer, en la estación fronteriza francesa de Hendaya.
A la Alemania nazi preocupaba enormemente que los ingleses se adueñaran de las islas Canarias, especialmente de Gran Canaria, por lo que la presencia militar en la Isleta se reforzó notablemente.
El 20 de septiembre de 1941 se firmo la orden que ponía en marcha el Plan Pilgrim, o lo que es lo mismo, la invasión de las Islas Canarias por parte de las fuerzas Armadas Británicas; señalándose como objetivo prioritario la captura de la Isla de Gran Canaria, en especial de la ciudad de las Palmas y del  Puerto de la Luz y el aeródromo de Gando.
Finalmente la invasión aliada no se concretó, aunque la Isleta quedó ocupada militarmente hasta el día de hoy.
Actualmente y pese a la presencia militar en la zona, la Isleta ha sido declarada parque natural (Ley 12/1987 de 19 de junio, de Declaración de Espacios Naturales de Canarias) pero recalificada posteriormente por la Ley 12/1994 de 19 de diciembre de Espacios Naturales de Canarias, pasando a convertirse en Paisaje protegido.
Años más tarde, la Ley 11/1999 del 13 de mayo de Modificación Puntual de Espacios Naturales de Canarias, modificó y redujo los límites del Paisaje protegido, estableciendo como Zona Periférica de Protección el área desafectada (97,71 hectáreas) tal y como se establece en las Disposiciones Adicionales de la Ley 2/2000, del 17 de julio. 

Vista del malpais de La Isleta y parte del espacio protegido, con el muelle "La Esfinge" al fondo.

Importancia arqueológica. Los vestigios de nuestros antepasados.

Los vestigios de actividad indígena en la Isleta son muchos y de variada índole. 
Estos, inmemorialmente, se suceden desde la construcción una Necrópolis funeraria de tamaño importante (desaparecida a día de hoy completamente) hasta complejos de cuevas habitacionales, graneros, e incluso una cantera de muelas de molino, que nos ofrecen buena muestra de la importancia que por parte de los primeros Canarios se le otorgó a la zona.
En su día se hizo referencia en este mismo blog a la desaparecida Necrópolis y al complejo habitacional Cueva de los Canarios en la ladera próxima a la cima de la montaña del Confital, citando los descubrimientos y descripciones que de estos complejos realizaron durante los siglos XVIII y XIX los arqueólogos de origen francés: Sabino Berthelot y René Vernau; como tambien la ciudadana británica Mrs.Olivia Stone. 


Complejo habitacional "Cueva de los Canarios" El Confital. La Isleta.- Gran Canaria.-
También se hizo referencia en la misma entrada a la época de enorme actividad y productividad salinera de la zona; como a otro importante yacimiento -este paleontológico- semifosilizado perteneciente a la Era Terciaria (65,5 ±0,3 millones de años) que se encuentra también en la Isleta.

Salinas de La Isleta. En la fotografía se muestra el estado de las mismas durante mediados del siglo XX.
(Foto FEDAC) 
Yacimiento paleontológico Semi-fosilizado de "Strombus Bubonios" en El Confital.
La cara expuesta al norte geográfico del complejo de la Isleta, presenta además un nuevo ejemplo de la variada actividad económica que se llevó a cabo desde tiempos de la conquista con las producciones de la isla, dado en que las laderas y acantilados orientados hacia influencia de los vientos alisios, crece la Orchilla (Roccella canariensis) un liquen del que se extrae un colorante natural, denominado habitualmente orcina, utilizado para obtener el color púrpura y que fue especialmente valorado por los comerciantes y fabricantes de paños genoveses y venecianos en el siglo XV.
Muchos son los textos que, desde la antigüedad nos hablan de la importancia económica de la orchilla en Europa, llegándose a cotizar a muy elevado precio, e incluso, utilizándose el dominio y potestad de su extracción como aval de devolución de las sumas puestas al beneficio de la conquista de la isla.
"El deán Bermúdez, habiéndose hecho fiador de ambas sumas, procuró convenientemente obtener las licencias necesarias para asegurarse los beneficios de la venta de toda la hierba orchilla que se extrajese hasta culminar la conquista de las tres islas; además de agenciarse buena parte de las presas y riquezas que se obtuviesen, hasta que el total de las cantidades fuesen devueltas. El permiso le fue firmado y otorgado en Sevilla por don Alonso de Palencia, el día 20 de abril de 1.478. "  (Cronología y síntesis de la conquista de Gran Canaria.)




Por otro lado, en lo alto de la Montaña Bermeja, dentro ya del espacio militar de acceso restringido, encontraremos una cantera para extracción de muelas de molino doméstico.
Su estado de conservación es bastante aceptable y en ella podemos observar las improntas que, la mano de nuestros antepasados dejaron sobre la roca.
Juan Carlos Saavedra junto a la cantera.
Yacimiento Arqueológico "La Cerera" Arucas. Gran Canaria.
(Foto: Arucasonline.com)

Parte de la cantera de muelas de molino.


En los alrededores también pueden encontrarse diseminados restos de herramientas neolíticas de la época, utilizadas por los primeros Canarios para moldear y extraer cada pieza del molino del bloque principal.
La conservación en el entorno de estos restos, se antoja primordial, condenándose rotundamente el expolio de dicho patrimonio, como la "tentación" de guardar para sí alguna de estas herramientas por parte de los visitantes.




En definitiva, la antigua productividad de la Isleta queda suficientemente de manifiesto durante casi todas las épocas históricas, desde su utilización por los primeros Canarios hasta nuestros días.
La belleza del entorno, el interés geológico y botánico -con especies vegetales de enorme variedad en dependencia de las características del terreno donde crece-, como así, las inmejorables vistas que ofrece del istmo, el puerto y la ciudad de Las Palmas, hacen de la Isleta un entorno único e incomparable de gran belleza y digno de preservar para las futuras generaciones.


Vistas del puerto de La Luz y de Las Palmas desde la Atalaya o el Vigía, en La Isleta. Gran Canaria.



Bibliografía consultada:

  • SUÁREZ GRIMÓN, V.J.: "La propiedad pública, vinculada y eclesiástica en Gran Canaria, en la crisis del antiguo régimen"  Las Palmas de GC, 1987.
  • HUMBERTO PÉREZ: "Mi Gran Canaria. Origen y noticias de sus lugares". 
  • JUAN GABRIEL SANTIAGO CASAÑAS: "Cronología y síntesis de la conquista de Gran Canaria" Bilenio publicaciones 2013.
  • SABINO BERTHELOT:  "Antigüedades canarias."Sta. Cruz de Tenerife 1980.
  • VARIOS AUTORES: "Libro Blanco: Las Canteras y la Bahía del Confital” Cabildo Insular de Gran Canaria—.
  • RENÉ VERNAU: "Cinco años de estancia en las islas Canarias".  París 1891.
  • OLIVIA STONE: "Tenerife y sus seis satélites". Cabildo Insular de Gran Canaria 1995.
  • ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS: "Los bivalvos fósiles de las Canarias orientales"
  • JORGE MIRANDA VALERÓN Y RUBÉN NARANJO RODRÍGUEZ: "Patrimonio arqueológico canario: La Isleta"  Revista Aguayro nº 201. Caja Insular de Ahorros de Canarias.





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